Ulismar Ojeda
El Docente de Educación Inicial ha de
demostrar competencias y actitudes que le permitan interpretar y modificar el
medio ambiente en el cual se desenvuelve el niño y niña, para lograr un marco
adecuado donde él pueda desarrollarse integralmente, donde exista libertad y
respecto hacia y entre los miembros de la comunidad, y se promueve la
participación y comunicación.
Es de suma importancia la formación de un
Docente de Educación Inicial que posea conocimientos claros de quién es y cómo
aprende un niño en preescolar, que sea poseedor de una amplia cultura y
compresión de la dinámica del país y de los problemas que afronta, capaz de
presentar posibles alternativas de solución a los miembros con conocimientos de
las técnicas empleadas en el nivel preescolar.
Así mismo el Docente debe tener sensibilidad
para disfrutar en contacto con los niños y niñas en forma auténtica, y tener
una actitud de respeto y confianza por la capacidad del niño de preescolar
sabiendo que cada niño es un ser único e individual.
El
docente o la docente deben actuar de acuerdo a un conjunto de valores éticos y
morales, siendo para los niños un ejemplo de liderazgo, debe ser mediador o
mediadora de los aprendizajes y el desarrollo de los niños.
Es
necesario que el maestro este siempre aprendiendo. Un maestro verdadero alienta
y estimula la audacia de ser diferente, el deseo de explorar lo desconocido, el
valor de disentir de las creencias y opiniones generalizadas, las ganas de
soñar otros mundos, el conocimiento de si mismo, la lucha por la libertad, el
derecho a la felicidad, la búsqueda de la belleza, los valores y rebelión
contra la injusticia.
Debe
cultivar el espíritu de los niños, no atiborrar su cerebro de conocimientos. El
discípulo debe ver en su maestro un portador de los mejores valores de la
sociedad: La autenticidad, la pasión por el conocimiento, la honradez, la
disciplina, la generosidad, la auto critica, la sencillez, el patriotismo, la
identidad cultura, el respeto por la naturaleza, la valoración de lo estético,
el optimismo frente al futuro.
El
docente debe cumplir con una serie de características tanto físicas, afectivas
e intelectuales, entre otras, las cuales son:
v
Compromiso
y formación humana del docente:
Debe ser una persona
organizada en sus ideas, segura, y bien documentada para que su palabra
comunique con claridad, convenza, tenga impacto y movilice a los niños hacia
cambios significativos. Que maneje apropiadamente las diversas técnicas,
recursos y métodos de comunicación necesarios para hacer más atractiva y eficaz
la transmisión de sus mensajes.
- Presentación personal del docente:
La belleza es vitalidad, es
una fuerza interior que irradia a través de todo el cuerpo: gestos,
movimientos, miradas, posturas, atuendos, silencios, expresiones. La apariencia
corporal es el reflejo de nuestro interior.
- Afectividad y aprendizaje:
Debe ser capaz de transmitir
a los niños una atmosfera cálida y humana, la cual es siempre garantía de un
aprendizaje con la alegría, el amor, la motivación, el entusiasmo, el deseo y
las distintas sensaciones corporales.
- Enseñanza y Comunicación Oral:
La verdadera pedagogía se
funda en una comunicación recíproca entre el maestro y el niño. Con su palabra
el maestro exalta o degrada el espíritu de sus niños. Un reproche o un elogio
pueden marcar el destino de un niño. El respecto, la prudencia, la ecuanimidad,
la sabiduría deben iluminar siempre las expresiones verbales del docente.
- Capacidades del docente en la educación inicial:
Guiar y orientar la
educación de los niños y niñas. Organizar el trabajo con los niños y niñas con
necesidades educativas especiales, garantizando su integración en el sistema
regular. Organizar el trabajo con los niños y niñas con necesidades educativas
especiales, garantizando así su integración. Propiciar un ambiente acogedor,
abierto y de confianza, entre otros.
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